Tras haber hecho el Club de Lectura sobre Todos deberíamos ser feministas, junto a mis compañeras Esther y Lydia, he podido sacar otras conclusiones sobre el libro; pero sobre todo he podido ver otros puntos de vista y conclusiones.
Me ha gustado mucho poder hablar del libro en un club, nunca había participado en uno y me ha resultado muy interesante. Me ha gustado porque, al haber leído todas el libro, reflexionar o comentar es muy sencillo y natural, ya que todas entendemos de lo que se habla. Esto da para que profundizar en el tema sea más fácil y puedan salir temas de conversación a raíz de eso.
Además, en relación con esto último, creo que este libro, a pesar de ser tan breve, es muy completo y abarca tantos temas diferentes que se puede llevar a cualquier terreno de la vida diaria como mujeres jóvenes criadas en España. Una de las cosas de las que más hemos hablado es eso; que, a pesar de provenir de países tan diferentes, de tener edades muy diferentes, y de tener experiencias vitales muy distintas, podemos vernos reflejadas en su historia. No quizá en los detalles más personales, pero sí en la base de todo, en todo lo que nos queda por recorrer hasta conseguir que el feminismo sea entendido como lo que es, sin connotaciones de nada.
Otra de las cosas que me ha gustado, es la vinculación con la educación, y me gusta pensar que las tres opinamos que es una lectura necesaria. Pero yo creo que es necesaria no solo para los niños. Mucha gente de mi generación, e incluso más mayores deberían leerlo y creo que pasaría como con Louis, el amigo de la autora: hasta que no vivió el machismo en sus propias carnes, no dejó de negarlo.
Creo que este libro es un baño de realidad para todos como sociedad. Todos somos la sociedad, y debemos leer testimonios como este para dar voz a todas aquellas mujeres que no pueden; ya sea en nuestro ambiente más cercano o a nivel más general.